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lunes, 27 de julio de 2015

Andrés Bello, nuestro primer crítico teatral

En 1808, España había sido invadida por el ejército francés al mando de Napoleón Bonaparte y el rey Fernando VII forzado a abdicar, tras lo cual fue impuesto como rey José Bonaparte, hermano de Napoleón,  lo que desató en la península ibérica un furor patriótico generalizado que se reflejó intensamente en el mundo de las letras y las artes, extendiéndose a las colonias americanas.
Fotografìa de Andrès Bello, tomada en Chile en sus últimos años.
De la defensa de la corona española a la emancipación y creación de las naciones nuestramericanas hubo apenas un lapso de dos años. Las canciones patrióticas españolas devinieron, en muy corto tiempo, en el  Gloria al bravo pueblo. El estudio del clima de agitación y turbulencia intelectual propio de esos días, es crucial para  la comprensión de los factores que fueron la génesis de nuestra independencia y la consecuente creación de la República y en la cual el teatro jugó un papel estelar como palestra de las contradicciones políticas.
El teatro, más que la prensa escrita, constituía el medio de comunicación masivo más eficaz para un público en el que predominaba el analfabetismo, sirviendo de tribuna por excelencia para reflejar la convulsa situación que vivía el imperio. Ello dio pie a la escritura de una gran cantidad de piezas dramáticas en las que se denostaba a los invasores franceses, exaltando a la vez, la fortaleza patriótica del pueblo español y las virtudes de la corona.  El 25 y 26 de diciembre de 1808 se efectuaba en el teatro Coliseo de Caracas (situado en la hoy esquina del Conde) la representación de España Restauradadrama alegórico, de texto desconocido, referido a las vicisitudes políticas que enfrentaba el imperio español. 

lunes, 8 de junio de 2015

“El Libertador era aficionado y protector del teatro”

por Oscar Acosta
Carlos Edsel, historiador
  Hace ya 36 años, el historiador Carlos Edsel se le apareció a César Rengifo, con quien conversaba habitualmente sobre teatro e historia, con un legajo de apuntes y copias de documentos históricos. El objeto del encuentro fue consultarle al respetado dramaturgo y pintor, basándose en alegatos sólidamente comprobados, sobre la pertinencia de cuestionar la fecha del 28 de junio como Día Nacional del Teatro. El asunto no era poca cosa, pues se trataba de adversar el decreto presidencial  que estableció la efemérides, emitido el 13 de junio de 1978 por Carlos Andrés Pérez. La respuesta de Rengifo a Edsel fue lacónica y terminante: “Debes hacerlo”.
Nos dice, pruebas en mano, este tenaz investigador: “El Día Nacional del Teatro fue promovido por el actor Luis Pardi y la señora María Teresa Castillo, para ese entonces directora del Ateneo de Caracas, quienes venían desde hace muchos años tratando de fijar una fecha para conmemorar