Presunta irregularidad en ensayo ganador de concurso de la Compañía Nacional de Teatro en 2020. Copiados textos de estudiosos de la escena como Leonardo Azparren y Eugenio Barba.
En 2020, resultó ganador en el Concurso de Ensayos Teatrales que promueve la Compañía Nacional de Teatro un trabajo titulado Los del otro lado, de la historia a la dramaturgia antihistórica venezolana, con autoría de Jan Thomas Mora Rujano.
Ya en el primer párrafo es imposible evitar la sensación de releer algo conocido; reacción natural de cualquier lector estudioso del teatro porque se trata de un collage de “corta y pega” extraído de varias web. De inmediato el big brother Google nos pone en guardia ante la presunta matanza literaria que sobreviene a continuación.
Fusilamiento colectivo
Por el paredón copista de Mora, desfilan los investigadores de teatro venezolano Rubén Monasterios, Susana Castillo y Leonardo Azparren, este último el más maltratado por el fusilamiento abundante e inmisericorde a que son sometidos varios de sus textos. Entre otros saqueados están: Isaac Pájaro, tesista de maestría mexicano; Eugenio Barba, director y teórico teatral; Verónica Renata López Najera, analista política; Santiago Gómez-Castro, académico colombiano; E. H. Carr, historiador inglés… La lista de sentenciados continúa. El calco comprende un repertorio variado: desde la transcripción de cuartillas completas, hasta la repetición de frases antológicas por lo polémicas, como una hurtada al historiador R. G. Collinwood (“Toda historia es historia del pensamiento”), ignorando adrede las comillas, márgenes y referencias autorales según la normativa académica y/o la ética literaria. La copia exacta de párrafos, oraciones y frases dejándolas colar como propias es reiterativa, por lo que no se puede calificar de ser un error metodológico.
Hasta donde le alcanzó la paciencia, en un par de horas quien suscribe estas líneas pudo verificar el plagio en por lo menos el 35% (12 de 36 páginas) del ensayo cuestionado, tal como podemos ver en https://n9.cl/rfmip El resultado es un tedioso fárrago que, en una confusión de estilos literarios y enfoques teóricos, intenta presentar como novedoso lo ya postulado hace tiempo por otros, respecto al teatro como medio para reinterpretar la historia.
El certamen, creado hace varios años para estimular la reflexión investigativa sobre la escena venezolana, es ya una referencia con una creciente participación de teatristas de todo el país, tal como sucede con el Concurso de Dramaturgia Apacuana, también gestionado por la Compañía Nacional de Teatro. Es lamentable e incómoda la objeción del supuesto fiasco, pero sería irresponsable dejarlo pasar por debajo de la mesa, convirtiéndolo en un chisme intrascendente.
La mala copia de una copia
En 2020 el ensayista Mora también obtuvo un doctorado en el Instituto Pedagógico de Caracas con la tesis Los del otro lado, la dramaturgia antihistórica en la Venezuela contemporánea. Cabe la presunción de que, como se señaló en las redes sociales días después de la emisión del veredicto del concurso, el ensayo ganador sea un autoplagio, es decir una copia resumida de la mencionada tesis y no una obra original, tal como exigían las bases; la sospecha se refuerza por el reciente cambio de las mismas que, en el presente 2022, admite la participación de ensayos derivados “a partir de una tesis de pregrado o postgrado original e inédita”.
¿Hay plagio en la tesis doctoral? Si no es
positiva la suspicacia planteada, pido disculpas anticipadas. Queda pendiente
su lectura y un próximo artículo a propósito, si acaso no hay un
pronunciamiento institucional despejando las dudas. Ojalá la audacia del concursante copión no le
haya pescado el descuido también a los honorables doctores del Pedagógico, pues
será un enredo encontrar una palabra para una literatura de tan baja estofa.
¿Cómo se podría llamar el autoplagio de un plagio? ¿Biplagio? ¿Subplagio?
¿Plagio en segundo grado? ¿Moraplagio? Si llegamos a tal punto, habrá que reconocerle la originalidad del doble engaño
al doctor Mora. Agarrando aunque sea fallo, dicen por ahí.