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domingo, 30 de octubre de 2022

Anatomía de un fusilamiento teatral

Presunta irregularidad en ensayo ganador de concurso de la Compañía Nacional de Teatro en 2020. Copiados  textos de estudiosos de la escena como Leonardo Azparren y Eugenio Barba. 

El plagio podemos definirlo como la copia de creaciones, textos o invenciones ajenas, haciéndolas pasar como propias. Es un delito que no siempre aparece en las legislaciones y combina dos faltas graves: a) el robo  del trabajo ajeno y b) el engaño o  estafa a quienes se les  presenta lo plagiado como original, burlando de este modo su confianza y buena fe.  Actualmente, esta práctica se ha incrementado debido al auge de Internet y la facilidad que brindan las herramientas informáticas, lo que a su vez originó un arsenal de software y soluciones web para detectarla.

 Presunto plagio reciente

        En 2020, resultó ganador en el Concurso de Ensayos Teatrales que promueve la Compañía Nacional de Teatro un trabajo titulado Los del otro lado, de la historia a la dramaturgia antihistórica venezolana, con autoría de Jan Thomas Mora Rujano.

          Aún el ensayo no ha sido publicado por la institución, tal como otros que resultaron favorecidos en ediciones anteriores, pero, salvo que sea otra versión corregida,  lo podemos obtener en formato digital en el sitio web del autor en https://n9.cl/9fbfm y también en https://n9.cl/cdiy9  La primera página del escrito contiene copia del veredicto, suscrito por los tres especialistas del jurado.

Ya en el primer párrafo es imposible evitar la sensación de releer algo conocido; reacción natural de cualquier lector estudioso del teatro  porque se trata de un collage  de “corta y pega” extraído de varias web. De inmediato el big brother Google nos pone en guardia ante la presunta matanza literaria que sobreviene a continuación. 

Fusilamiento colectivo 

Por el paredón copista de Mora, desfilan los investigadores de teatro venezolano Rubén Monasterios, Susana Castillo y Leonardo Azparren, este último el más maltratado por el fusilamiento abundante e inmisericorde a que son sometidos varios de sus textos. Entre otros saqueados están: Isaac Pájaro, tesista de maestría mexicano; Eugenio Barba, director y teórico teatral; Verónica Renata López Najera, analista política; Santiago Gómez-Castro, académico colombiano; E. H. Carr, historiador inglés… La lista de sentenciados continúa. El calco comprende un repertorio variado: desde la transcripción de cuartillas completas, hasta la repetición  de frases antológicas por lo polémicas, como una hurtada al historiador   R. G. Collinwood  (“Toda historia es historia del pensamiento”), ignorando adrede las comillas, márgenes y referencias autorales según la normativa académica y/o la ética literaria. La  copia exacta de párrafos, oraciones y frases dejándolas colar como propias es reiterativa, por lo que no se puede calificar de ser un error metodológico.  

Hasta donde le alcanzó la paciencia, en un par de horas quien suscribe estas líneas pudo verificar el plagio en por lo menos el 35% (12 de 36 páginas) del  ensayo cuestionado, tal como  podemos ver en  https://n9.cl/rfmip  El resultado es un tedioso fárrago que, en una confusión de estilos literarios y enfoques teóricos, intenta presentar como novedoso lo ya postulado hace tiempo por otros,  respecto al teatro como medio para reinterpretar la historia. 

El certamen, creado hace varios años para estimular la reflexión investigativa sobre la escena venezolana, es ya una referencia con una creciente participación de teatristas de todo el país, tal  como sucede con el Concurso de Dramaturgia Apacuana, también gestionado por la Compañía Nacional de Teatro.  Es lamentable e incómoda la objeción del supuesto fiasco, pero sería irresponsable dejarlo pasar por debajo de la mesa, convirtiéndolo en un chisme intrascendente. 

La mala copia de una copia 

En 2020  el ensayista Mora también obtuvo un doctorado en el Instituto Pedagógico de Caracas con la tesis Los del otro lado, la dramaturgia antihistórica en la Venezuela contemporánea. Cabe la presunción de que, como se señaló en las redes sociales días después de la emisión del veredicto del concurso, el ensayo ganador sea un autoplagio, es decir una copia resumida de la mencionada tesis y no una obra original, tal como exigían las bases; la sospecha se refuerza por el reciente  cambio de las mismas que, en el presente 2022, admite la participación de ensayos  derivados  “a partir de una tesis de pregrado o postgrado original e inédita”.  

¿Hay  plagio en la tesis doctoral? Si no es positiva la suspicacia planteada, pido disculpas anticipadas. Queda pendiente su lectura y un próximo artículo a propósito, si acaso no hay un pronunciamiento institucional despejando las dudas.  Ojalá la audacia del concursante copión no le haya pescado el descuido también a los honorables doctores del Pedagógico, pues será un enredo encontrar una palabra para una literatura de tan baja estofa. ¿Cómo se podría llamar el autoplagio de un plagio? ¿Biplagio? ¿Subplagio? ¿Plagio en segundo grado? ¿Moraplagio? Si llegamos a tal punto, habrá que  reconocerle la originalidad del doble engaño al doctor Mora. Agarrando aunque sea fallo, dicen por ahí.

(Este artículo fue publicado en el semanario cultural Todasadentro, nº1018 del 29-10-2022)