El sueño de
la razón produce monstruos, tituló Goya uno de sus fantasmagóricos
grabados, profetizando que la razón -la inteligencia, la técnica, la ciencia,
la tecnología- si no está sujeta a los principios elementales del humanismo
puede convertirse en una pesadilla autodestructiva que amenaza la existencia de
la vida sobre el planeta. Así, el capitalismo convirtió su inmensa capacidad
productiva y tecnológica potencialmente liberadora, en un mecanismo demoníaco de esclavitud y asfixia
espiritual.
Tal es el
planteamiento de la obra Contra el progreso del catalán Esteve
Soler, escenificada recientemente en el Teatro Nacional por el grupo Escena de
Caracas, bajo la dirección de