Número de visitantes hasta hoy

miércoles, 6 de junio de 2012

Contra el progreso

                                                              Contra el progreso
El sueño de la razón produce monstruos, tituló Goya uno de sus fantasmagóricos grabados, profetizando que la razón -la inteligencia, la técnica, la ciencia, la tecnología- si no está sujeta a los principios elementales del humanismo puede convertirse en una pesadilla autodestructiva que amenaza la existencia de la vida sobre el planeta. Así, el capitalismo convirtió su inmensa capacidad productiva y tecnológica potencialmente liberadora, en un  mecanismo demoníaco de esclavitud y asfixia espiritual.
Tal es el planteamiento de la obra Contra el progreso del catalán Esteve Soler, escenificada recientemente en el Teatro Nacional por el grupo Escena de Caracas, bajo la dirección de Juan José Martín, producción de Karla Fermín y con las actuaciones de Betsabé Correa, Nadeschda Makagonow, Rafael Gil y Delbis Cardona. Estructurada en siete escenas con significado autónomo entre sí y   duración de 1 hora y 10 minutos, la pieza es una vitrina de  los horrores de la llamada modernidad: desde la religión como objeto de negocio, pasando por la alienación televisiva que sustituye al mundo real, para terminar con  un planeta en el que los animales dominan  y exterminan a los seres humanos. Un poderoso retrato de la distopía o la utopía perversa en la que puede desembocar el presente sí los poderes dominantes siguen imponiéndose. El tema no es novedoso, pero sigue teniendo gran vigencia.
La producción en sus diversos aspectos (escenografía, utilería, vestuario) es  bastante adecuada y supera las limitaciones económicas que imponen las condiciones actuales para la escena. El apoyo videográfico ayuda a sostener  de manera habilidosa el desarrollo del espectáculo. Las actuaciones son  excelentes, con buen dominio de la voz y destreza corporal.  Por momentos, el espectáculo linda la monotonía, debido a un ritmo  lento y  algunas pausas injustificadas. No obstante, el profesionalismo y rigor del trabajo en conjunto, logran transmitir la inquietante reflexión del texto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario