La
escena como persistencia en la tradición popular
Una visión
limitada y eurocentrista de la cultura, considera que el “buen” teatro es solo
el que se representa en las salas o, en
todo caso, aquel que obedece a los
patrones que señala la academia. No obstante, ciñéndonos a la definición más
básica del arte dramático, para que este exista deben conjugarse los siguientes
componentes: texto, público, espacio e intérpretes. Estos cuatro elementos se
hallan presentes en las fiestas
tradicionales que, desde tiempos inmemoriales, se escenifican en numerosos
pueblos y localidades del país. Así, en
una mezcla de danzas, cánticos, trajes multicolores, máscaras y música, con el
rito religioso o el desafío al orden como eje temático, diversas comunidades
ejercitan una gran fiesta colectiva, en
celebraciones afines a los cultos
antiguos que dieron origen a la escena.
Diciembre es
uno de los meses cuando estas modalidades estéticas se manifiestan con mayor
profusión. En Sanare (edo. Lara), entre
otras regiones del interior, se celebra todos los 28 de este mes, a propósito
del día de Los Santos Inocentes, Las
Zaragozas, un baile teatral tradicional,
mezcla de los ritos agrícolas indígenas con tradiciones llegadas de
España durante la colonia. En la fiesta,
los oficiantes hacen promesas, bailan y cantan coplas, llevando trajes
multicolores y máscaras en una procesión pantomímica muy parecida a las que
hemos visto inaugurando los festivales teatrales. Con algunas diferencias pero
igual esencia, el mismo día se llevan a cabo Las Locainas, siendo este
el baile que más identifica a Agua Blanca (edo. Portuguesa), aunque se ha
extendido a otros pueblos.
Igualmente el
28, en Caicara del Maturín (edo. Monagas), se efectúa el Baile del Mono,
expresión totalmente exenta de contenido
religioso y producto también de la mixtura de tradiciones indígenas y europeas.
En ella, grotescas comparsas con disfraces de monos, mamarrachos, indigentes,
etc., van recorriendo al son de ritmos
criollos las calles repletas de espectadores, los cuales son azuzados por las
piruetas y gestos de los actores a participar en el alocado bochinche. Similar
a otras fiestas feudales de Europa, como el Carnaval, el Obispillo
o la Fiesta del Asno (devenidas de las saturnales romanas), el Baile del Mono expresa un profundo
contenido de equidad social al proponer la desindividualización y la inversión
de los roles cotidianos a través de la máscara: ese día todos somos iguales; el
pobre y el amo se convierten por igual en espantos o fantoches, no se diferencian.
En Venezuela,
como en todos los países de raigambre católica, es común el montaje de los
nacimientos o pesebres vivientes, quizás, junto a los vía crucis de Semana
Santa, la representación teatral mas extendida en el planeta. Se atribuye a San
Francisco de Asís, en 1223, la primera escenificación del nacimiento decembrino
en Europa, quien supuestamente se inspiró en las tradiciones vistas en su viaje
a Belén, situado en el hoy territorio palestino. Sin embargo, tal manifestación pareciera ser anterior,
como lo hace suponer la existencia del Auto de los Reyes Magos, drama
religioso escrito en Toledo (España), datado en el siglo 12 y el cual es
considerado el texto literario más antiguo en idioma castellano. El argumento
de la pieza nos muestra a Melchor,
Gaspar y Baltasar siguiendo la estrella que los llevará a Belén y visitando al
rey Herodes en su palacio. Evidente, la relación de esta pieza con los pesebres
vivientes y la Bajada de los Reyes, otra conmemoración de mucho histrionismo
que se organiza el 6 de enero.
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