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martes, 13 de octubre de 2020

Ocho años sin Rodolfo Santana

 
El 21 de octubre pudiéramos considerarlo como el día del calendario más infausto para el teatro venezolano. “Camaradas, ¿cómo se llena un vacío?”, este parlamento del personaje Pío Miranda, en el comienzo de la obra El Día que me quieras, bien sirve para iniciar esta nota: el referido día en 1995, murió su autor, José Ignacio Cabrujas (1937). La misma fecha del 2012, también víctima de un infarto como Cabrujas, se nos fue Rodolfo Santana . Entonces, son dos los vacíos que debemos conmemorar a la vez, camaradas lectores y lectoras.
Nacido en Guarenas en 1944, Santana con más de cien obras escritas1 es el dramaturgo venezolano más prolífico y escenificado. El año de su deceso, trabajaba en cinco nuevos dramas sobre la historia reciente. "Dos obras sobre el 23 de Enero de 1958, una
sobre la masacre de El Amparo, un recorrido por el terror y la miseria que vivió el pueblo durante la IV República y una puesta en escena sobre el 4 de febrero de 1992", dijo en una entrevista pocos meses antes de irse. “Fui autor de obras que intentaban una reflexión detenida sobre algunos puntos de la variada temática de nuestro continente: violencia, identidad, costumbres, sincretismos, magia, santería, el poder político, la influencia de los medios de comunicación, el deporte en nuestra sociedades, etc.”, así definió sus preocupaciones como creador, en un breviario autobiográfico.
Representado en una veintena de países, es difícil escoger sus mejores piezas, no obstante, destaco las más montadas: La empresa perdona un momento de locura (1974) y El animador (1972). La primera, llevada al cine en 1978, es una soberbia denuncia de la explotación a la que es sometida la clase obrera, y El animador una aguda crítica a la manipulación televisiva, desbordante de humor negro. En esta última, el personaje de Marcelo Ginero, ejecutivo de una televisora, es secuestrado a punta de pistola por Carlos, televidente trastornado por los comerciales y las telenovelas; la ruda alusión es obvia, presagiando los reality shows y las tonterías del Loco Video Loco de RCTV, hace casi cuatro décadas años cuando nadie enfrentaba al poder mediático. Es reconfortante y divierte preguntarse si el emulado Marcel Granier habrá visto la pieza.
La tercera de sus creaciones dramatúrgicas más escenificadas es Baño de damas, un divertimento con tintes comerciales que, aunque de muy menor calidad literaria que los dos anteriores títulos mencionados, ha sido puesto en escena numerosas veces en Latinoamérica. En lo personal, estimo que es un lamentable tropiezo en el abultado repertorio que legó Santana, no solo por el humor facilón y plagado de lugares comunes que abundan en los diálogos sino por ser una subrepticia versión de Damas, señoras, mujeres del español Juan José Alonso Millán, comedia estrenada en Madrid en 1987, dos meses antes que Baño de damas. 2
El cine y la televisión no le fueron ajenos, siendo el guionista de "El Reincidente" (1975), "El Crimen del Penalista" (1976), "Compañero de Viaje" (1979), "Los Criminales" (1981) y Amores de Barrio Adentro (2004) para VTV, siempre en la línea de la crítica social.
Le fue otorgado el Premio Nacional de la Cultura, mención teatro, en 1982. Asumió desde la práctica, como director, el montaje de sus piezas, en colectivos como el Teatro Universitario de Maracay, grupo El Triángulo, grupo Cobre (del cual fue fundador), Laboratorio de Investigación Teatral de la Universidad del Zulia y el Teatro de la Universidad Central de Venezuela. En 1982, sucedió a Isaac Chocrón, otro relevante dramaturgo venezolano, como Presidente de la extinta Asociación Venezolana de Profesionales del Teatro, siendo relevado por Mariela Romero en 1984. En 2011, fue homenajeado en República Dominicana al serle dedicado el VII Festival Internacional de Teatro de Santo Domingo.
         Un aspecto poco señalado de Santana es el desempeño como formador de los nuevos talentos de la dramaturgia venezolana. Al respecto, el docente y escritor Roberto Azuaje, acreedor de varios reconocimientos como dramaturgo y, en su momento, uno de sus discípulos nos dice, " El taller que cursé con él en Monte Ávila fue un parteaguas para mi carrera literaria.  No solo fue un gran pedagogo y docente; la base teórica de sus enseñanzas es sólida y aporta grandes innovaciones a la técnica de escribir dramas que, lamentablemente, no le dio tiempo de escribir para la posteridad, justo estaba en ese proceso antes de su partida. Pero quizás lo más importante que nos enseñó Santana fue la ética de trabajo, ya que hacía énfasis en la responsabilidad de quien escribe, y la imperiosa necesidad de investigar a fondo los temas que tratamos en nuestras obras, algo que lamentablemente escasea en nuestro medio teatral, donde hemos leído y visto piezas que no se sostienen en la realidad por la falta de indagación. Sobre todo fue un memorable ser humano: sencillo, humilde, generoso... ¡Un maestro de maestros que pocas veces se conoce en la vida!"
En el final de La Farra (1969), un santanesco y desquiciado Mongo nos dice: “Todas las jornadas poseen un héroe. La de mañana me pertenece”. Le pertenece y seguirá interpelándonos Rodolfo –y también José Ignacio– la jornada de mañana y las infinitas por venir, a través de los incontables personajes que inventó para enderezar el mundo, rompiendo el silencio que sentenció Hamlet en su aliento postrero.  ¡Qué bonita manera, camaradas, de llenar un vacío!

(1) Varias de sus piezas más conocidas pueden encontrarse en su blog personal https://rodolfosantanasalas.wordpress.com/
          (2) Para más detalles comentados sobre la pieza, puede leerse una larga nota de quien suscribe estas líneas titulada “¿Por qué Baño de damas?”, a propósito de su montaje por la Compañía Nacional de Teatro en 2018. http://ciudadescrita.blogspot.com/2018/04/por-que-bano-de-damas.html


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