El
21 de octubre pudiéramos considerarlo como el día del calendario
más infausto para el teatro venezolano. “Camaradas, ¿cómo se
llena un vacío?”, este parlamento del personaje Pío Miranda, en
el comienzo de la obra El Día que
me quieras, bien sirve para iniciar esta
nota: el referido día en 1995, murió su autor, José Ignacio
Cabrujas (1937). La misma fecha del 2012, también víctima de un
infarto como Cabrujas, se nos fue Rodolfo Santana . Entonces, son
dos los vacíos que debemos conmemorar a la vez, camaradas lectores y
lectoras.
Nacido
en Guarenas en 1944, Santana con más de cien obras escritas1
es el dramaturgo venezolano más prolífico y escenificado. El año
de su deceso, trabajaba en cinco nuevos dramas sobre la historia
reciente. "Dos obras sobre el 23 de Enero de 1958, una sobre la
masacre de El Amparo, un recorrido por el terror y la miseria que
vivió el pueblo durante la IV República y una puesta en escena
sobre el 4 de febrero de 1992", dijo en una entrevista pocos
meses antes de irse. “Fui autor de obras que intentaban una
reflexión detenida sobre algunos puntos de la variada temática de
nuestro continente: violencia, identidad, costumbres, sincretismos,
magia, santería, el poder político, la influencia de los medios de
comunicación, el deporte en nuestra sociedades, etc.”, así
definió sus preocupaciones como creador, en un breviario
autobiográfico.
Representado
en una veintena de países, es difícil escoger sus mejores piezas,
no obstante, destaco las más montadas: La empresa
perdona un momento de
locura (1974) y El
animador (1972). La primera, llevada
al cine en 1978, es una soberbia denuncia de la explotación a la que
es sometida la clase obrera, y El animador
una aguda crítica a la manipulación televisiva, desbordante de
humor negro. En esta última, el personaje de Marcelo Ginero,
ejecutivo de una televisora, es secuestrado a punta de pistola por
Carlos, televidente trastornado por los comerciales y las
telenovelas; la ruda alusión es obvia, presagiando los reality
shows y las tonterías del Loco Video Loco de RCTV, hace
casi cuatro décadas años cuando nadie enfrentaba al poder
mediático. Es reconfortante y divierte preguntarse si el emulado
Marcel Granier habrá visto la pieza.
La
tercera de sus creaciones dramatúrgicas más escenificadas es Baño
de damas, un divertimento con tintes comerciales que, aunque de
muy menor calidad literaria que los dos anteriores títulos
mencionados, ha sido puesto en escena numerosas veces en
Latinoamérica. En lo personal, estimo que es un lamentable tropiezo
en el abultado repertorio que legó Santana, no solo por el humor
facilón y plagado de lugares comunes que abundan en los diálogos
sino por ser una subrepticia versión de Damas,
señoras, mujeres del
español Juan José Alonso Millán, comedia estrenada en Madrid en
1987, dos meses antes que Baño
de damas.
2
El
cine y
la
televisión
no le
fueron
ajenos,
siendo el
guionista
de "El
Reincidente"
(1975),
"El
Crimen
del
Penalista"
(1976),
"Compañero
de
Viaje"
(1979),
"Los
Criminales"
(1981)
y
Amores
de
Barrio
Adentro
(2004)
para
VTV,
siempre
en
la
línea
de
la
crítica
social.
Le fue otorgado el Premio Nacional de la Cultura, mención teatro, en 1982. Asumió
desde la práctica, como director, el montaje de sus piezas, en
colectivos como el Teatro Universitario de Maracay, grupo El
Triángulo, grupo Cobre (del cual fue fundador), Laboratorio de
Investigación Teatral de la Universidad del Zulia y el Teatro de la
Universidad Central de Venezuela. En 1982, sucedió a Isaac Chocrón,
otro relevante dramaturgo venezolano, como Presidente de la extinta
Asociación Venezolana de Profesionales del Teatro, siendo relevado
por Mariela Romero en 1984. En 2011, fue homenajeado en República
Dominicana al serle dedicado el VII Festival
Internacional de Teatro de Santo Domingo.
Un aspecto poco señalado de Santana es el desempeño como formador de los nuevos talentos de la dramaturgia venezolana. Al respecto, el docente y escritor Roberto Azuaje, acreedor de varios reconocimientos como dramaturgo y, en su momento, uno de sus discípulos nos dice, " El taller que cursé con él en Monte Ávila fue un parteaguas para mi carrera literaria. No solo fue un gran pedagogo y docente; la base teórica de sus enseñanzas es sólida y aporta grandes innovaciones a la técnica de escribir dramas que, lamentablemente, no le dio tiempo de escribir para la posteridad, justo estaba en ese proceso antes de su partida. Pero quizás lo más importante que nos enseñó Santana fue la ética de trabajo, ya que hacía énfasis en la responsabilidad de quien escribe, y la imperiosa necesidad de investigar a fondo los temas que tratamos en nuestras obras, algo que lamentablemente escasea en nuestro medio teatral, donde hemos leído y visto piezas que no se sostienen en la realidad por la falta de indagación. Sobre todo fue un memorable ser humano: sencillo, humilde, generoso... ¡Un maestro de maestros que pocas veces se conoce en la vida!"
Un aspecto poco señalado de Santana es el desempeño como formador de los nuevos talentos de la dramaturgia venezolana. Al respecto, el docente y escritor Roberto Azuaje, acreedor de varios reconocimientos como dramaturgo y, en su momento, uno de sus discípulos nos dice, " El taller que cursé con él en Monte Ávila fue un parteaguas para mi carrera literaria. No solo fue un gran pedagogo y docente; la base teórica de sus enseñanzas es sólida y aporta grandes innovaciones a la técnica de escribir dramas que, lamentablemente, no le dio tiempo de escribir para la posteridad, justo estaba en ese proceso antes de su partida. Pero quizás lo más importante que nos enseñó Santana fue la ética de trabajo, ya que hacía énfasis en la responsabilidad de quien escribe, y la imperiosa necesidad de investigar a fondo los temas que tratamos en nuestras obras, algo que lamentablemente escasea en nuestro medio teatral, donde hemos leído y visto piezas que no se sostienen en la realidad por la falta de indagación. Sobre todo fue un memorable ser humano: sencillo, humilde, generoso... ¡Un maestro de maestros que pocas veces se conoce en la vida!"
En
el final de La Farra (1969), un
santanesco y desquiciado Mongo nos dice: “Todas las jornadas poseen
un héroe. La de mañana me pertenece”. Le pertenece y seguirá
interpelándonos Rodolfo –y también José Ignacio– la jornada
de mañana y las infinitas por venir, a través de los incontables
personajes que inventó para enderezar el mundo, rompiendo el
silencio que sentenció Hamlet en su aliento postrero. ¡Qué
bonita manera, camaradas, de llenar un vacío!
(1)
Varias de sus piezas más conocidas pueden encontrarse en su blog
personal https://rodolfosantanasalas.wordpress.com/
(2) Para más detalles comentados sobre la pieza, puede leerse una larga nota de quien suscribe estas líneas titulada “¿Por qué Baño de damas?”, a propósito de su montaje por la Compañía Nacional de Teatro en 2018. http://ciudadescrita.blogspot.com/2018/04/por-que-bano-de-damas.html
(2) Para más detalles comentados sobre la pieza, puede leerse una larga nota de quien suscribe estas líneas titulada “¿Por qué Baño de damas?”, a propósito de su montaje por la Compañía Nacional de Teatro en 2018. http://ciudadescrita.blogspot.com/2018/04/por-que-bano-de-damas.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario