Estatua viviente bajo el cielo caraqueño |
Caracas, es un escenario artístico permanente durante todo el año. Efemérides, festividades religiosas, masivas tradiciones como el carnaval y la navidad, celebraciones locales y parroquiales... Pensemos, por ejemplo, en los velorios de Cruz de Mayo que, organizados por decenas en los barrios y urbanizaciones capitalinas y siendo una celebración religiosa, sintetizan, a la vez, diversas disciplinas artísticas: poesía, música, plástica. En junio, las fiestas de San Juan, también celebradas en varias localidades caraqueñas, logran una masiva participación que no requiere convocatoria ni publicidad más que la referencia comunitaria de la tradición misma. O la Parranda de San Pedro de Sarría, parroquia El Recreo, traída desde Guatire y asentada en nuestra ciudad desde hace un siglo.
A estas, de vieja data, se han ido incorporando paulatinamente las señas estéticas de las grandes metrópolis contemporáneas, ejecutadas fuera del circuito comercial. Se gestan y cobran fuerza al margen de las instituciones o reglas del llamado sistema, o incluso, no pocas veces, en reacción subversiva a este. Nos referimos